viernes, 27 de junio de 2014

Crisis de fe (IX)



-Excelente –dijo Nuso Esva, curvando hacia atrás sus labios en una sonrisa y centrando sus facetados ojos amarillos en la hilera de ocho grandes pantallas que los otros cabello tormentoso habían colocado en la zona de reunión de la Morada de los Huéspedes-. Si podemos estar seguros de algo con Thrawn, es de que siempre cumple su horario. –Señaló a uno de los monitores-. Observe, oh, Reina. Ahí llegan sus soldados.
La Reina se inclinó acercándose a la imagen. Disimuladamente, Trevik hizo lo mismo. Los soldados de armadura blanca se dirigían hacia el norte a través de la zona sudoeste de la ciudad, montados en tres estructuras de metal de aspecto frágil que avanzaban a trompicones. En una de las otras pantallas, otros vehículos más grandes y robustos se adentraban rugiendo en la ciudad por la Avenida del Sol Poniente.
Y al igual que los soldados, los grandes vehículos se desplazaban en línea recta. Trevik no sabía gran cosa sobre tácticas, pero eso le parecía estúpido incluso a él.
Aparentemente, también le parecía así a la Reina.
-Ordenaré a mis Soldados que ataquen –dijo, tomando el hablalejos especial que descansaba junto a su reposabrazos, con sus cables serpenteando por toda la sala hasta el conector en la pared-. Acabarán rápidamente con ellos.
-Aún no –dijo Nuso Esva, levantando una mano-. Aún no.
Trevik se estremeció. La mano extendida era una señal de mando, un gesto que Trevik había usado muchas veces cuando supervisaba Obreros, y uno que había recibido a su vez de sus superiores Midlis y de algún que otro Circúleo.
Nadie había usado nunca semejante gesto hacia la Reina de los Rojos. Jamás. El mero hecho de pensar en semejante insulto era algo fantástico e inaudito.
Y, una vez más, la Reina no dio ninguna muestra de tal ultraje.
-Entonces, ¿cuándo? –se limitó a preguntar.
-Sea paciente, oh, Reina –dijo Nuso Esva. Para alivio de Trevik, bajó la descortés mano de nuevo junto a su costado-. Los cazas enemigos están a punto de realizar su primer intento de entrar en mi trampa. Cuando lo hagan, mis soldados abrirán fuego con los cañones bláster ocultos que he preparado...
-Los cañones ocultos que mis Obreros han preparado –le corrigió la Reina.
Trevik no estaba seguro, pero le pareció ver que los ojos de Nuso Esva brillaban con nuevo fuego.
-Los cañones que sus Obreros han preparado –corrigió con frialdad-. Una vez abran fuego, destruyendo o dispersando los cazas, los cañones que he... –inclinó la cabeza-... los cañones que sus Obreros han colocado a lo largo de la Avenida del Sol Poniente destruirán el primero y el último de los juggernauts de la hilera. Entonces ordenará a sus Soldados que destruyan a las tropas de asalto. Todo va como había predicho. –Nuso Esva volvió los ojos hacia Trevik-. Exactamente como yo había predicho –añadió.
-Sí –dijo la Reina, y por el rabillo del ojo Trevik pudo ver cómo se volvía hacia él. Automáticamente, alzó la copa mientras él se volvía también hacia ella.
Pero para su sorpresa, ella no bebió. Para sorpresa aún mayor, continuó mirándole fijamente.
-¿Oh, Reina? –preguntó, sin saber qué otra cosa decir.
-Nuso Esva de los Primeros de los Cabello Tormentoso en realidad no lo ha predicho todo –dijo-. Tú, Trevik de los Midli de los Séptimos de los Rojos, me has traicionado.
Trevik se quedó helado, con una horrible oleada de miedo y vergüenza explotando en su interior. Ella lo sabía. Sabía lo de su hermano Jirvin y los demás que habían estado en la casa esa noche. Sabía lo de la cámara que Trevik había introducido en la Morada de los Huéspedes. Sabía que Trevik había dado esa cámara a su hermano, quien se la había entregado a Thrawn, el enemigo.
Y Trevik sabía que podía darse por muerto. La Reina llamaría a los Soldados del exterior, y ellos le matarían...
-Cálmese, oh, Reina –dijo Nuso Esva con calma-. Le está asustando. En cualquier caso, difícilmente puede considerarse traición cuando sus acciones son una parte deliberada y necesaria de un plan.
-Las acciones de los Midli pueden haber sido parte de su plan, Nuso Esva –dijo la Reina, sin dejar de mirar fijamente a Trevik-. Pero en el fondo de su corazón, han cometido traición contra su Reina.
-Pensábamos que él le estaba controlando –susurró Trevik, encontrando finalmente su voz-. Me dijeron que le estaba controlando.
-Nadie controla a una Reina de los Quesoth -dijo la Reina con tono sombrío-. Es ella quien controla.
-Cosa de la que deberías haberte dado cuenta desde el principio –dijo Nuso Esva-. ¿Cómo si no crees que ese Circúleo iba a estar dispuesto a fingir que cometía traición? Actuaba así por órdenes de su Reina para poder persuadirte de que tomaras las imágenes que yo quería que Thrawn tuviera.
Trevik apartó su mirada de los ojos fijos de su Reina.
-Persuadirme... –comenzó débilmente.
-Imágenes de eso –dijo Nuso Esva, señalando con la mano los muros de la zona de reunión. Incluso con su rostro y su voz alienígenas era imposible que Trevik dejara de apreciar su profunda y malvada satisfacción-. Obras de arte cuidadosamente seleccionadas para conducir a nuestro inteligentísimo gran almirante a las adecuadas conclusiones erróneas sobre mi estrategia.
Trevik podía sentir cómo el aliento le llegaba en breves y dolorosos jadeos. Jirvin también había dicho eso acerca de Thrawn, que a través del arte podía leer los corazones ocultos de la gente. Trevik había aceptado la palabra de su hermano, pero nunca había creído realmente en ella.
Ahora, al sentir cómo el triunfo de Nuso Esva caía sobre él, supo que realmente era cierto.
-No lo crees, por supuesto –continuó Nuso Esva-. Nadie lo hace. Pero no te quepa duda, Thrawn es capaz de llevar a cabo tal magia. El propio confidente y aliado de la Reina permaneció a bordo de la caravana estelar el tiempo suficiente para poder confirmarlo-. Esta vez, sus ojos brillaron sin lugar a dudas-. Antes de que retirara a todos vuestros aliados stromma de la batalla.
-Cosa que habría hecho igualmente sin la traición de este Midli –dijo la Reina.
-Cálmese, oh, Reina –volvió a decir Nuso Esva-. Deje que observemos y saboreemos la derrota de nuestro enemigo sin esas nimias distracciones. Ya habrá tiempo de sobra más adelante para ejecutar a este Midli y a sus amigos si ese es su deseo. –Se volvió de nuevo hacia las pantallas-. Además, me atrevería a decir que Thrawn tendrá uno o dos trucos más esperando en su manga. Observe... y vea cómo anticipo y destruyo cada uno de ellos.

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