jueves, 3 de septiembre de 2015

Piso franco Besh

Piso franco Besh
Peter Schweighofer

Koth Melan aguardaba en la esquina oscura, con un guardaespaldas bothano fuertemente armado a cada lado. Uno de ellos presionó el pequeño receptor alojado en su oreja, y susurró:
-Afirmativo, SecOps Cinco. –Se volvió hacia Koth-. El otro lado de la esquina está despejado.
Siguiendo al guardia principal, Koth dobló la esquina, desenfundando su pequeño bláster de mano. Los guardaespaldas ya tenían sus armas listas. Incluso a tan poca distancia del piso franco Besh, podía haber problemas.
El guardaespaldas que iba en cabeza alzó la mano para detener al grupo. Koth advirtió que el pelaje del guardia se erizaba bruscamente: “precaución”. Se volvió hacia Koth.
-SecOps Siete ha encontrado algo en la compuerta –susurró-. SecOps Cuatro, acude en su ayuda, posible situación de explosivos.
Koth se quedó helado. Si había una granada o incluso un bloque de detonita, se limitaría a hacer volar la compuerta y mataría a SecOps Cuatro y Siete. Pero si era algo mayor –como un detonador termal conectado al mecanismo del código de cierre de seguridad de la compuerta- se llevaría a todos por delante.
El pelaje del guardaespaldas de Koth se relajó al recibir otro mensaje de SecOps Siete susurrado a través del comunicador. Dio la señal de todo despejado, y continuaron por el callejón, doblaron dos esquinas más, y se encontraron con uno de los operativos junto a la compuerta. SecOps Cuatro ya había entrado por ella y estaba registrando el interior del piso franco Besh. SecOps Siete le pasó a Koth un panfleto de flexiplast.
-No pasa nada –dijo-. Ya lo hemos examinado en busca de venenos de contacto, dispositivos electrónicos y bordes afilados.
Koth leyó las letras impresas en la hoja, que casi brillaban con luz propia. “Repulsores de Ocasión de Khzam el Loco: Los robamos y los vendemos.” Dejó caer el folleto, con el pelaje erizado de irritación, y miró a SecOps Siete.
-Buen trabajo –dijo Koth-. Nunca se es demasiado cuidadoso. Y que alguien limpie la basura.
SecOps Cuatro dio la señal de “todo despejado” desde el interior.
-Procedamos –ordenó Koth.
SecOps Siete entró en el piso franco, y luego hizo una seña a Koth para que le siguiera. Dos guardaespaldas permanecieron en el exterior mientras la compuerta se cerraba tras él.
-¿Puedo servirle algo, señor? –preguntó SecOps Siete.
-Sí, hay algo de tovash gruviano en el armario de allí –respondió Koth. SecOps Cuatro ya estaba preparando el fuego en la chimenea. Koth guardó su bláster de mano en su funda oculta y se acomodó en el diván junto al fuego-. Por fin en casa.

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