jueves, 24 de septiembre de 2015

Los rebeldes más recientes


Los rebeldes más recientes
Kathy Tyers

-Señores y creadores –murmuró Valtis-. Mira cuántos son.
La capitán Tessa Manchisco afianzó ambos pies en la cubierta e inclinó hacia delante su sillón de mando. Al mando de la primera fuerza de trabajo del Alineamiento Libre Virgilliano, el Frenesí acababa de salir del hiperespacio cerca de Sullust; un triunfante regreso para el carguero, que había sido donado por Sullust para acelerar la liberación de Virgillia. Lo primero que hizo Manchisco fue buscar un punto de luz marrón rojizo muy pequeño: el planeta volcánico de Sullust. Sin embargo, se quedó sin aliento ante la flota rebelde, que se extendía en todas direcciones hasta donde le alcanzaba la vista.
Había encontrado impresionante la panoplia de 22 naves del Alineamiento Libre. Pero ante ella brillaban docenas de naves de batalla, destructores, cruceros, portanaves, bombarderos, naves de carga, naves cisterna y cañoneras. Esperaba ver naves corellianas, calamarianas y alderaanianas. No Había esperado ver representado a Kessel, aunque podrían ser independientes que seguían luchando allí contra su gobierno imperial. Sullustanas, bestinianas, bothanas... Había muchísimas más.
La rebelión se había extendido.
-Escuadrón en aproximación, transmita código de reconocimiento –ordenó una voz por el transceptor.
Tessa hizo una seña al teniente Delckis. Su Oficial de Comunicaciones, de anchos hombros, tecleó una secuencia alfanumérica que les habían dado al salir de Virgillia. Por un instante, Tessa sintió cómo se le escapaba el sudor. Si esa flota le rechazaba, le devorarían... y también a la crema de los cazas de su mundo natal, que transportaba a bordo.
-Ah –dijo la voz del transceptor.- Virgillia. Bienvenidos. ¿Necesitan repostar? Han llegado en el momento oportuno. Estamos a punto de saltar.
-¿A la batalla? –Tessa se secó las palmas de las manos en el pantalón.
-Confirmado –dijo la voz-. Una grande... tal vez la última, si perdemos. Nos vendréis bien.
Tessa echó un vistazo al panel de mando. Veintidós naves virgilianas habían salido del hiperespacio en buenas condiciones; sólo parpadeaba el indicador de fallo del Duque Maldito. Esa nave siempre atraía la mala suerte.
-Tenemos un pájaro herido –respondió-, pero el resto de nosotros estamos ansiosos por enfrentarnos a una auténtica batalla. Pónganse sobre nosotros y transmitan las coordenadas de salto.
-Espléndido –dijo la voz-. Bienvenidos a la Alianza Rebelde.

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