Los droides
no vuelan
Peter
Schweighofer
-¡No toques eso, Erredós! Puede que el capitán Solo
esté congelado en carbonita, pero eso no te da permiso para trastear con su
nave.
La unidad astromecánica con forma de barril soltó
un pitido a su contraparte de relaciones cibernéticas/humanas, y luego avanzó
hacia la cabina del Halcón Milenario.
-¿Adónde vas? –protestó Trespeó-. No tienes nada
que hacer allí. Todo el mundo sabe que los droides no pilotan, tontaina. Vuelve
aquí inmediatamente, arrogante montón de...
Los insultos de Trespeó quedaron ahogados bajo una
grosera serie de silbidos y burlas de Erredós.
-¡Oh, cómo te atreves a decirme esas cosas! Tu
insolencia es asombrosa, Erredós... ¡Espérame!
Trespeó avanzó a trompicones por el pasillo que
conducía a la cabina del Halcón,
donde encontró a Erredós conectado al ordenador de la nave estelar. A través
del parabrisas de la cabina, pudo ver cómo pasaban las naves de la flota
Rebelde; fragatas Nebulon-B, transportes medios de Astilleros Gallofree, y
patrullas de cazas ala-X y ala-Y. Por mucho que lo intentara, estirando su
rígido cuello de droide, Trespeó no podía ver gran cosa del casco de la fragata
médica en la que estaban atracados.
Erredós pitó de nuevo, girando la cúpula de su
cabeza para mirar a Trespeó.
-No me importa lo que hayas encontrado –dijo-. No
tienes que andar tonteando con el Halcón
Milenario. Vaya, si el amo Luke se enterase, se pondría hecho una furia. Y
si el capitán Solo estuviera aquí, seguramente te dispararía y te dejaría
tirado en mil pedazos. Sabes cómo se pone cuando otras personas trastean con su
nave estelar. Vaya, en Bespin no paró de expresar su preocupación acerca de...
Erredós dejó de mirar a Trespeó y pitó una
respuesta.
-¿Qué quieres decir con que tú podrías pilotar el Halcón
tan bien como el capitán Solo? No eres más que un droide astromecánico. Ni
siquiera puedes manejar el ala-X del amo Luke sin atropellar a algún pobre
peatón desprevenido. ¿Qué delirios de grandeza está soñando ese procesador
oxidado que tienes por cerebro?
La serie de silbidos y gemidos electrónicos que
emitió Erredós no parecía responder la pregunta de Trespeó. Entonces el pequeño
droide desconectó su toma de entrada y salida del ordenador del Halcón, se movió hacia un lado y chocó
contra Trespeó, haciendo que el droide de protocolo cayera sentado sobre el
sillón de mando del copiloto. Erredós emitió una serie de pitidos similar a una
risa.
-¿Qué quieres decir con que ahora soy tu copiloto?
–exclamó Trespeó-. No sé más que tú acerca de pilotar esta nave estelar. Ya
sabes cuánto aborrezco los viajes espaciales.
Desde la escotilla de atraque del Halcón sonó un inquisitivo gruñido
wookiee.
-Apártate de ahí, Erredós –susurró Trespeó mientras
se levantaba rápidamente del asiento del copiloto-. No tenemos nada que hacer
aquí. Y además, haría falta mucho más que dos droides para pilotar
competentemente esta nave. Contigo al mando, seguro que acabaríamos chocando contra
algún crucero estelar, o aún peor, atravesando algún edificio de un puerto
estelar.
Chewbacca asomó su cabeza en la cabina y gruñó a
los droides.
-Oh, Chewbacca, no, sólo estábamos completando un
chequeo de mantenimiento para estar seguros de que el Halcón está en perfecto funcionamiento –mintió Trespeó. Caminó
torpemente pasando junto al wookiee de elevada estatura-. Vamos, Erredós. Será
mejor que vayamos a ver cómo le va al amo Luke. No tenía demasiado buen aspecto
después de nuestras últimas aventuras en Ciudad Nube. Ciertamente espero que su
actual condición no sea el resultado de tus temerarias acciones al
abandonarlo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario