martes, 8 de septiembre de 2015

El pago de la recompensa

El pago de la recompensa
Peter Schweighofer

Guri dejó el Aguijón en la plataforma de atraque 28, sostenida por pilares sobre el pantano. Se envolvió en la capa verde, agarró la caja metálica llena de créditos, y descendió la rampa de la plataforma de atraque adentrándose en las fangosas calles de Gelgelar.
El arrogante Boushh se había puesto altivo en su último contacto con el Sol Negro. Había capturado con vida a su última presa, tal y como Xizor quería, pero el cazador ubés afirmaba que le había costado más recursos esta vez, y pedía un 50 por ciento más de lo que especificaba el contrato. Sorprendentemente, Xizor aceptó y ordenó a Guri que se reuniera con Boushh en Gelgelar y le diera al cazarrecompensas su pago.
Hasta entonces, Boushh siempre había tratado con mensajeros de Green, el vigo del Sol Negro que controlaba varios intereses criminales en esa región. Habitualmente Chorh-dha o Vimriss, o algún otro pelota daban la cara por Green. Al Sol Negro no le gustaba revelar qué era y qué operaciones estaba financiando. Era un arreglo agradable y anónimo. Pero a Boushh no le bastaba con dejar así las cosas. El astuto ubés había enviado sensores, sondeando para ver a quién informaban los mensajeros, en qué naves estelares viajaban, y qué otros contactos hacían. Y eso no era bueno para los negocios del Sol Negro.
Guri se abrió camino entre varias chozas destartaladas construidas con viejos contenedores de carga y planchas de casco oxidadas. Encontró la escotilla manchada con ultra-pintura azul, y entró por ella. Boushh estaba allí, de pie junto a una tenue luma que colgaba del techo. Una vieja caja de carga de plástico servía como mesa improvisada ante él. Guri echó un rápido vistazo a su alrededor, encontrando tan sólo a un nimbanés esposado, encogido en la oscuridad cercana... el objetivo de la recompensa.
-Yo tzak sze Chorh-dha? –preguntó el ubés a través de su modulador vocal mecánico.
-Chorh-dha pensó que sería mejor enviarme a mí –respondió Guri-. Alguien en quien pudieras confiar más.
Boushh tosió una breve risa.
-Yo czhal.
Guri le complació, dejando el maletín metálico en el cajón de plástico, alzando las manos y dándose la vuelta. Sintió que una de las manos de Boushh la registraba en busca de armas u otros dispositivos. Sin duda, la otra mano estaba en su bláster. Cuando Boushh no encontró ninguna amenaza en su persona, volvió a hablar, ordenándole que bajara las manos y abriera el maletín.
Por supuesto, ella esperaba esto. Boushh era demasiado suspicaz como para abrir él mismo el maletín de los créditos. Seguía necesitando una distracción. El gas aturdidor no serviría; aunque ella era inmune a los efectos anestésicos, el gas tampoco atravesaría el casco del cazador de recompensas. Una granada cegadora tendría el mismo problema, ya que seguramente su visor le protegería. De todas formas, ella estaba bien preparada...
Abrió el maletín y lo volvió hacia Boushh, mostrándole los montones de chips de crédito que tintineaban en su interior. Se acercó para tocarlos con su mano libre. Guri observaba, impasible. Boushh pasó su mano por los chips de crédito y luego gritó de dolor. Su bláster golpeó el suelo mientras se agarraba la mano en la que una pequeña criatura había clavado sus colmillos. Justo la distracción que Guri necesitaba.
La patada voladora de Guri impactó en la cabeza de Boushh con un chasquido muy satisfactorio. Su cuerpo cayó al suelo, con el casco reposando sobre sus hombros en un ángulo extraño.
Arrancó al dinko de la mano sin vida de Boushh y lo aplastó entre sus dedos. Entonces Guri cerró el maletín de los créditos e hizo un gesto al asustado nimbanés.
-Vamos –dijo-. Trata de escapar y terminarás igual que él.
Con su mano libre, Guri se echó al hombro el cuerpo de Boushh y se dirigió de vuelta al Aguijón.
Xizor siempre había querido saber qué aspecto tenían los ubeses bajo sus cascos...

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