Trabajo de campo
Bill Slavicsek y Eric Trautmann
-¡Eh, Polio, espera!
El joven devaroniano, Polio Tipn, se volvió hacia
la voz atronadora que atravesaba el arboreto de la universidad... e hizo una mueca
de disgusto al reconocer al origen de tal escándalo.
-Se supone que el arboreto debe ser un lugar
tranquilo, ¿sabes, Herg? –gruñó Tipn; Herg tenía una sorprendente capacidad
para enfurecer a Polio con comentarios sarcásticos. Herg parecía enorgullecerse
de fastidiar continuamente a Polio; no en vano, él era un joven y arrogante nativo de Coruscant.
-Eh, sólo quería saber por qué la brillante
estrella del Departamento de Historia tenía que quedarse después de las clases –dijo
Herg con una sonrisa socarrona-. Deja que adivine: el droide de mantenimiento
se ha estropeado y has tenido que ordenar las notas de Na’al, ¿verdad?
-Para tu información, el Profesor Na’al me ha pedido que le ayude con cierta investigación.
-Guau. Estoy fascinado
–dijo Herg-. Veamos, probablemente quiera que hagas algo realmente excitante
como rebuscar en los viejos registros imperiales del palacio. O recogerle la
colada. Algo realmente importante.
-Sí. Algo importante –saltó Tipn. Se estaba
poniendo nervioso, allí de pie entre los árboles y flores del arboreto; la
paciencia no era una característica habitual entre los devaronianos-. Escucha,
Herg, el profesor me ha pedido que no hable de esto con nadie. Así que déjalo,
¿vale?
-Bien. Alto
secreto, claro. Sabes que lo averiguaré de todos modos –dijo Herg,
ensanchando su sonrisa-, porque puedo limitarme a observarte mientras rebuscas
en viejas tarjetas de datos y plastifinos mohosos. Será divertido verte
esclavizado para mayor gloria de la universidad.
-Has fallado, figura. –Tipn mostró él también una
sonrisa feroz-. No me verás hacer nada.
A partir de mañana, estoy de permiso para ausentarme para realizar trabajo de
campo. Disfruta de los exámenes de mitad de trimestre.
Tipn se volvió sobre sus talones y dejó atrás a
Herg, quien, por una vez, se había quedado sin habla.
***
-Polio –había dicho Na’al, después de que los
estudiantes hubieran abandonado la sala-. Estoy muy complacido por tu trabajo,
y tienes una aptitud natural para este tipo de tareas. Por eso tengo que
pedirte que me ayudes en un asunto muy... delicado.
”Como sabes, hace unos años abandoné la dirección
del Consejo de Investigación de la Nueva República para ocupar este puesto de
enseñanza –continuó Na’al-, pero aún tengo algunos lazos con el gobierno.
-Sí, señor –dijo Tipn-. Tengo entendido que todavía
habla ocasionalmente con Mon Mothma y Leia Organa Solo.
Tipn admiraba profundamente a los miembros de los
niveles superiores de la Nueva República, especialmente a personas como Leia Organa
Solo y el Maestro Jedi Luke Skywalker. Era la relación de Na’al con los héroes
de la Rebelión lo que había llevado a Tipn a elegir su actual campo de
estudios. Tal vez algún día, pensaba,
pueda conocer también a Skywalker.
-Mon Mothma me ha pedido que investigue algunos
informes inusuales de unos cuadrantes igualmente inusuales –continuó Na’al-, adyacentes,
de hecho, al Cúmulo de Minos. Normalmente, lo habría rechazado (y la Fuerza
sabe que a Rivoche y los niños no les apasiona mi partida), pero después de
escuchar a Mon Mothma, creo que es importante, tal vez incluso vital, que lo investiguemos.
-¿Investiguemos?
¿Los dos? –Tipn estaba asombrado; había esperado que el profesor le pidiera que
realizara alguna investigación menor, o tal vez ocuparse de alguna de las
clases de estudiantes de menor nivel por un día. La perspectiva de acompañar de
verdad a Na’al en cualquiera que fuese la investigación que estuviera a punto
de emprender dejó al joven devaroniano en estado de shock.
-En efecto, Polio –dijo Na’al con una sonrisa-. Me
gustaría que me acompañaras. Por dos razones muy importantes: en primer lugar,
eres un investigador excelente, y necesito conmigo un buen par de ojos y una
mente brillante; y en segundo lugar, ya estoy un poco mayor para andar saltando
por el Borde Exterior como un niño sobre-excitado. Alguien que me cuide las
espaldas sería terriblemente de ayuda. Además, mi mujer no me dejaría marchar
si no me acompañara nadie.
”No te equivoques, esto será peligroso –concluyó Na’al-, y no te culparé si no quieres
acompañarme.
-Me apunto –respondió Tipn.
-Bien. –Na’al sonrió cálidamente a su pupilo-. Esto
es parte de la investigación preliminar; antes de que subamos mañana a la
lanzadera, quiero que te familiarices lo máximo posible con este material.
***
Cuando terminó de hacer su equipaje, Polio se
relajó por un instante en su catre. Al día siguiente, estaría en una lanzadera,
con destino a algún remoto sistema del que nunca había oído hablar. Y la palabra “remoto” ni se acercaba a
la realidad, pensó. Ese lugar llamado Exocron ni siquiera estaba en los mapas
estelares oficiales.
El devaroniano examinó cuidadosamente las tabletas
de datos y los plastifinos que el profesor Na’al le había dado. Parecían sus notas originales acerca de la
campaña del Gran Almirante Thrawn, pensó. No puedo creer que esté leyendo esto; realmente son un fragmento de la
historia de la Nueva República. Echó un vistazo al cronómetro de su mesilla
de noche, lanzando un gemido al ver lo tarde que era. Tampoco puedo creer que tenga que leerme todo esto antes de que
despegue la lanzadera.
Con un suspiro mental, el joven historiador accedió
al archivo etiquetado como “Thrawn” y comenzó a leer.
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