Los Piratas Cavrilhu
Bill Slavicsek
El capitán Zothip se encontraba de pie ante el
ventanal que ocupaba toda la pared en sus aposentos privados a bordo de la
cañonera Cortador del Vacío. La rabia
irradiaba de su cuerpo como el calor y la luz de un sol. Era el capitán de los
Piratas Cavrilhu, el azote del sistema estelar Amorris. Los cargueros salían
huyendo a su paso. Las naves de suministro se apartaban de su camino para
evitarle. Incluso las naves militares temían cruzarse en su camino. Había sido
así durante casi diez años, y Zothip no iba a dejar que nada cambiara eso.
-Nosotros saqueamos, asaltamos, capturamos –gruñó Zothip,
mirando más allá de su propio reflejo a las estrellas y el espacio negro
azulado en la distancia-. ¡No somos
capturados!
Sonó el timbre de la puerta, osando interrumpir el soliloquio
del capitán pirata.
-Adelante –dijo, sin apartar la mirada del
ventanal-, y más te vale que tengas la información que solicité.
La primer oficial entró con una tableta de datos en
la mano. Era una togoriana, una bípeda felina de gran estatura cubierta de
suave pelaje. Sus poderosos músculos se flexionaban al caminar hacia el capitán
Zothip, mostrando tanto su arrojo como su respeto hacia su superior. Con un
giro de sus dedos con garras, ofreció la tableta de datos a Zothip.
Él echó un vistazo al informe con ojos duros y
fríos. Eran los ojos del vacío, los ojos de un líder retorcido, los ojos de un
asesino. A la primer oficial le gustaban esos ojos.
-Sé lo que hemos perdido, Keta –gruñó Zothip-. ¡Lo
que quiero saber es quién capturó nuestras tres naves patrulla!
Keta asintió ligeramente con la cabeza, sin apartar
en ningún momento sus ojos felinos de su jefe.
-Siga leyendo, capitán. Los datos que busca están
ahí.
Él escaneó el resto del documento de texto, y
entonces dejó que su ira estallara.
-¿Ferrier? ¿Niles Ferrier estuvo en nuestra base?
¿Por qué no fui informado?
-En ese momento estábamos asaltando un convoy de la
Nueva República –dijo Keta con voz serena-. Las naves patrulla estaban siendo
reabastecidas en Morr Tres. Ferrier llegó con un cargamento de convertidores de
energía que, según él, usted había solicitado. Fudot no tenía motivos para
dudar de él, ya que había pedido las piezas para completar los trabajos de
reabastecimiento.
-¡Ferrier no es otra cosa que un vulgar ladrón! –gritó
Zothip-. ¡Los ladrones vulgares no roban a los Piratas Cavrilhu! Él lo sabe,
pero parece que se le ha olvidado. Debemos recordárselo, Keta. Debemos darle
una lección a ese estúpido de Niles Ferrier.
-Lo comprendo, señor –ronroneó la primer oficial-.
Haré que los exploradores le busquen.
-Y a su tripulación –añadió Zothip-. Normalmente
viaja con un espectro y un verpine. Los quiero a todos.
Habiendo dejado claras sus órdenes, el capitán
Zothip volvió a mirar las estrellas por el ventanal, pensando en los castigos
que infligiría al obstinado ladrón de naves estelares que había osado robarle a
él.
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