miércoles, 11 de febrero de 2015

"Aquí hay algo extraño..."

“Aquí hay algo extraño...”
Bill Slavicsek

Con esas fatídicas palabras, Luke Skywalker sintió el mal que emanaba de una pequeña región del pantano de Dagobah.
-Siento frío, muerte...
Las terribles sensaciones resonaron en las profundidades de su memoria, haciéndole temblar. Dagobah había sido hace mucho tiempo, en otro sistema estelar. Eso fue entonces, y esto era ahora. Resultaba natural que el Palacio Imperial hiciera aflorar recuerdos amargos como aquel.
Luke trató de calmarse, recurriendo a una técnica de relajación Jedi mientras avanzaba por los pasillos vacíos del Palacio Imperial. Al pasar bajo un arco con grabados ricamente decorados, el recuerdo continuó...
-Ese lugar... es más fuerte con el reverso tenebroso de la Fuerza –explicó el Maestro Yoda-. Es propiedad del mal. Tienes que entrar.
Tienes que entrar...
Luke se estremeció, tratando de concentrarse en la tarea que estaba realizando. El Consejo Provisional le había pedido que comprobara el palacio después de informarle de su decisión de trasladar a Coruscant el gobierno de la Nueva República. Él había protestado, claro está, afirmando que el simbolismo no era el adecuado. Sin embargo, el Consejo le convenció de lo contrario. Y cuando Leia se lo explicó, comprendió exactamente por qué la República debía gobernar desde la Ciudad Imperial.
Eso no significaba que tuviera que gustarle.
¿Podía un lugar llegar a ser maligno? Esa cueva de Dagobah ciertamente lo era. ¿Podría el palacio estar imbuido del lado oscuro en virtud de la larga asociación del Emperador con el lugar? Tenía que admitir que era posible, pero mientras caminaba de sala en sala no sentía ninguna perturbación en la Fuerza. Todo lo que sentía eran recuerdos, y la mayor parte de ellos eran suyos propios.
-¿Qué hay dentro? –había preguntado inocentemente a Yoda, indicando con la cabeza el árbol retorcido que guardaba la entrada a la oscura cueva.
-Sólo lo que lleves contigo –respondió con sencillez Yoda.
El palacio no parecía tener ni siquiera eso en su interior. Tenía que admitirlo: parecía no haber efectos residuales de la estancia de Emperador en el palacio. Luke ni siquiera pudo sentir su persistente presencia empleando las técnicas de percepción que Ben y Yoda le habían enseñado.
Con una última ojeada al lujoso vestíbulo de entrada, Luke se marchó para dar su informe al Consejo y confirmar que era seguro habitar el palacio. Esperaba saber lo que estaba haciendo. Esperaba haber hecho lo correcto.

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