Stramm
vio cómo la nave de Líder Bastardo se apartaba en espiral del ataque,
obviamente tratando de mantener el control; Hasta
aquí ha llegado Fox, pensó. No había tiempo para pensar si su líder
sobreviviría o no. Sólo era un factor más en el caos de la batalla mientras
trataba de iniciar un ataque en medio del combate espacial. Pero los gritos
histéricos en su auricular no ayudaban.
-¡Demasiados
cazas TIE! ¡Tenemos que salir de aquí!
-Negativo,
Bastardo Cuatro –dijo Stramm-. ¡Mantened los comunicadores libres de cháchara!
Su
ordenador de ataque le dijo que Bastardo Tres y Cuatro estaban con él dentro de
la cobertura de defensa del Destructor... y sabía que las naves estarían
sincronizando sus sistemas de control de disparo, coordinando automáticamente
un ataque conjunto con fuego láser y munición de protones.
-Supongo
que tienes los datos de ataque listos, ¿verdad, Bastardo Tres?
***
-¡Lo
hago tan rápido como puedo! –dijo Moonsong. Se enfrentaba a una distracción considerable.
A pesar de la muerte de su comandante de ala, los interceptores TIE estaban
redoblando la furia de su ataque; podía ver sus luces brillantes mientras
maniobraban para colocarse tras los cazas rebeldes. Entonces Stramm se separó
de la formación de ataque y dio media vuelta a su nave para enfrentarse a los
cazas que les pisaban la cola.
-Consigue
los datos de ataque; yo los retendré.
Moonsong
se mordió el labio. No podía preocuparse por Stramm. Él sabía lo que estaba
haciendo.
O
eso esperaba.
***
La
pantalla táctica ocupaba todo el sistema y era una red de luces e indicadores
multicolores parpadeantes que mostraban desde la órbita superior de Endor hasta
la titánica batalla que estaba teniendo lugar entre las dos flotas y la nueva
Estrella de la Muerte.
Era
un lugar adecuado para el final de la rebelión.
Y
aun así –a pesar de su satisfacción-, Montferrat se sentía avergonzado de que
su propia contribución a ello no hubiera sido absolutamente perfecta. Sólo
podía sorprenderse por el nivel de incompetencia que había demostrado Gradd. No
sólo su arrogancia había conseguido que le mataran, sino que de hecho había
acrecentado la anteriormente minúscula amenaza que los cazas rebeldes suponían
para el Devastador. Pero no estaba
preocupado... aún no, al menos.
-Control
de cazas, informe.
Un
oficial inferior de rostro ceniciento se acercó un paso.
-El
número de rebeldes se ha reducido a menos de media docena de naves, señor.
-¿Y
nuestra pantalla de cazas?
-Nuestra
cubierta de vuelo ha recibido grandes daños y no podemos lanzar o recuperar ningún
interceptor más. ¿Debo comunicarme con alguna otra nave para pedir apoyo de
cazas?
Montferrat
ofreció al oficial una gélida mirada.
-Todos
los demás están un poco ocupados. Configuren todas las baterías de armamento
para fuego a corta distancia y abran fuego a discreción.
***
Moonsong
tenía un plan. No era gran cosa, pero era lo mejor que el ordenador de su nave
podía hacer en un tiempo tan limitado. Sus sistemas de navegación calcularon
los ángulos, encontrando la ruta a través de la parrilla de defensa electrónica
del Devastador. Tecleó rápidamente el
nuevo vector de ataque y pulsó el botón para transmitirlo mientras
simultáneamente alineaba los puntos de mira proyectados en el visor integrado
en su casco. Su panel se iluminó en verde, indicando que Bastardo Dos y Cuatro
habían recibido los datos... pero luego súbitamente parpadearon y volvió a
ponerse en amarillo. El sistema de puntería de Bastardo Cuatro debía de haberse
dañado y no podía fijar el objetivo.
-¡Reinicia
tu ordenador de objetivo, Fanty! –exclamó Moonsong por el comunicador.
-No
puedo hacerlo, todo el sistema está destrozado. Tendréis que ir sin mí.
El
escáner de Moonsong mostraba un interceptor TIE maniobrando para apuntar a
Bastardo Cuatro mientras salía de la formación. Moonsong maldijo entre dientes;
no había nada que pudiera hacer... la pareja de interceptores TIE a su cola la
tendrían a tiro en cuestión de segundos. Moonsong estaba convencida de que su breve
carrera como piloto rebelde acabaría con los siguientes disparos... pero en
lugar de ello ambos interceptores estallaron cuando Bastardo Dos apareció tras
ellos y los eliminó con disparos limpios y certeros que sólo un experto podría
haber conseguido. Los disparos que los TIEs acababan de lanzar pasaron rozando
a Moonsong, fallaron por poco y golpearon al Destructor Estelar, impactando
inocuamente en su blindaje. Moonsong sabía que no debía perder tiempo dando las
gracias a Stramm; en lugar de eso igualó su rumbo de vuelo con el de él. Ambos
tiraron de sus palancas, hicieron girar sus alas ciento ochenta grados, y
activaron sus cañones iónicos, descargando sus torpedos de protones y
obteniendo impactos directos en los puntos débiles del escudo navegacional del Devastador. El hipermotor de la nave
estalló, causando una reacción en cadena de explosiones que llevó la ola de
fuego hasta los generadores primarios del Destructor Estelar.
***
Montferrat
desenfundó su pistola y disparó al oficial que estaba siendo presa del pánico.
Se acabó la insubordinación. Mientras las sirenas aullaban y las luces de
emergencia parpadeaban a su alrededor, Montferrat se abrió camino por el puente
en llamas hasta una estación de ingeniería y apartó al oficial muerto que la
había estado manejando para poder ver por qué la sección de motores había
dejado de responder a sus frenéticas peticiones de más potencia. La respuesta era
tan simple como definitiva: una sobrecarga iónica había destruido los
colectores de refrigeración y había creado una brecha en la burbuja de contención
magnética del hipermotor, lo que significaba que todo el personal en la
cubierta de energía estaba muerto o moribundo, y que la nave estaba condenada a
una destrucción sistemática.
-¡Señor!
–exclamó un oficial con serias quemaduras-. ¡El escudo de la Estrella de la
Muerte ha caído!
Montferrat
miró a las pantallas moribundas que le rodeaban. Toda la situación parecía una
especie de sueño. ¿Cómo era esto posible? ¿Cómo la fuerza espacial más poderosa
jamás reunida había sido superada por un puñado de inadaptados, renegados y
descontentos? Echó una última mirada al puente mientras se quitaba lentamente
los guantes negros y los posaba sobre la consola destrozada. Pudo sentir cómo
las planchas del suelo temblaban y por un instante pareció alzarse en el aire
cuando la gravedad artificial de la nave se apagó. Se sintió ligero como una
pluma, y por alguna razón desconocida esa sensación le pareció justa y
adecuada.
***
Mientras
los alas-B de Moonsong y Stramm aceleraban a su velocidad máxima, el Devastador ardía en su estela. Stramm
abrió el canal de comunicaciones.
-Bastardo
Dos al almirante Ackbar; camino despejado. Diga al general Calrissian que no
tiene más que espacio vacío entre él y la Estrella de la Muerte.
-Recibido,
Bastardo Dos. Buen trabajo.
Stramm
volvió a cambiar a la frecuencia del escuadrón.
-Bastardo
Dos a todas las unidades supervivientes, formad a mi alrededor. Esta lucha aún
no ha terminado.
Pero
todo lo que Moonsong pudo escuchar fue el eco de la estática... estática que
nunca la había hecho sentir tan vacía.
-Aquí
Bastardo Cuatro. –La maltrecha nave de Fanty se unió a la formación-. Creo que
somos los únicos supervivientes.
-No
lo creas –dijo una voz.
Moonsong
y Stramm levantaron la morada para ver el ala-A de Fox dirigiéndose hacia
ellos. En ese mismo instante, el Devastador
comenzó a explotar tras él, iluminando las naves, una pequeña estrella diurna
en los cielos sobre Endor. Pero el júbilo de Moonsong pronto se apagó cuando
sus sensores le dijeron que la nave de Fox estaba sufriendo múltiples fallos
críticos en sus sistemas.
-Eyecte,
Líder Bastardo –dijo-. Recuperaremos su cápsula de escape. Salga de ahí ahora
mismo.
Pero
la voz de Fox estaba resignada a lo inevitable.
-Ya
lo he intentado. Los cierres principales están fundidos. No me permiten
desengancharme.
-Mantenga
el curso; le interceptaré y...
-Negativo,
Moonsong. Reagrúpese y mantenga la formación para ayudar a la flota. Nadie ha
cancelado la guerra por mi culpa.
Moonsong
dudó.
-Ya
le has oído –dijo Stramm. ¿Su voz flaqueaba? Moonsong no estaba segura.
Mantuvo
firme su nave e igualó su curso con el de Stramm y Fanty; los tres alas-B viraron
hacia el resto de la flota rebelde. La lucha estaba ahora en su apogeo
alrededor de la Estrella de la Muerte. El escudo había caído y las alas de
cazas rebeldes pedían ayuda mientras se lanzaban al ataque de la estación
inacabada. Aún quedaban varios Destructores Estelares tratando de contener la
aparentemente inacabable marea de interceptores rebeldes. Moonsong observó cómo
la nave de Fox se desvanecía en sus pantallas traseras.
Ante
ella se encontraba la Estrella de la Muerte.
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